Hoy, al conmemorar los 57 años de nuestra querida Asociación Nacional de Empleados del Poder Judicial, es inevitable sentir una profunda emoción al recordar la trayectoria que nos ha traído hasta aquí. Anejud no es solo una organización gremial; es la manifestación viva de la lucha, la dignidad y la justicia que hemos defendido incansablemente durante más de medio siglo.
En este recorrido, no podemos dejar de honrar a quienes forjaron el camino que hoy seguimos transitando. Luis Cerda, con su valentía y visión, fue uno de los pilares fundamentales del crecimiento y consolidación de nuestro gremio, liderando con coraje algunas de las huelgas más significativas que marcaron un antes y un después en nuestra historia. Del mismo modo, Raúl Araya, con su compromiso inquebrantable, se convirtió en un referente indiscutido de ética y probidad, guiando a Anejud en momentos cruciales y asegurando que nuestra voz fuera escuchada tanto a nivel nacional como internacional.
Desde aquel lejano 1967, cuando un grupo de visionarios decidió unirse para defender nuestros derechos y dignidad como empleados judiciales, hasta el día de hoy, hemos avanzado con pasos firmes y decididos. Hemos enfrentado desafíos inmensos, desde las huelgas en dictadura que nos mostraron el poder de nuestra unión, hasta las transformaciones democráticas que exigieron nuestra adaptación y liderazgo.
Estos 57 años son testimonio de la fuerza invencible que surge cuando las personas se organizan con un propósito común. Cada uno de ustedes, desde la socia y socio más nuevo hasta nuestros líderes históricos, ha contribuido con su esfuerzo, su tiempo y su dedicación a hacer de Anejud lo que es hoy: una organización fuerte, respetada y con un papel fundamental en la mejora de las condiciones laborales de todas las y los empleados judiciales de Chile.
En este aniversario, quiero destacar no solo los logros materiales y laborales, que sin duda son muchos, sino también el legado ético y de principios que ha guiado nuestra acción. La probidad, la autonomía y la voluntad de lucha son valores que han definido nuestra historia y que debemos seguir manteniendo vivos para las futuras generaciones.
Este 2024 se presenta ante nosotros con nuevos desafíos que nos llaman a seguir el ejemplo de estos líderes emblemáticos. La carrera funcionaria es una de nuestras prioridades; trabajaremos para garantizar que cada empleado judicial tenga un desarrollo profesional justo y equitativo, reconociendo sus méritos y asegurando una progresión laboral que respete nuestra dignidad. Junto a esto, la mejora de nuestras condiciones salariales sigue siendo una lucha permanente. Sabemos que solo con salarios justos podemos asegurar la estabilidad y el bienestar de nuestras familias.
Además, este año trae consigo la importante tarea de adaptar la normativa del Poder Judicial a la ley Karin, un paso fundamental para erradicar la violencia laboral y proteger a todos quienes formamos parte de este sector. Este proceso de adecuación no solo refleja nuestro compromiso con los derechos humanos, sino también con la construcción de un ambiente laboral más seguro y respetuoso.
Finalmente, no podemos ignorar las nuevas formas de empleo que están transformando nuestro sector. El teletrabajo, que se ha convertido en una realidad cada vez más presente, plantea retos y oportunidades que debemos enfrentar con inteligencia y solidaridad. Nuestra tarea es asegurar que esta modalidad respete los derechos laborales, promueva la conciliación familiar y garantice condiciones justas para todas y todos los empleados.
Queridas compañeras y compañeros, el camino no ha sido fácil, pero nuestra historia nos enseña que juntos somos invencibles. Sigamos adelante, con la misma fuerza y unidad que nos ha caracterizado durante estos 57 años, enfrentando los desafíos del presente y construyendo un futuro donde la justicia y la dignidad laboral sean la norma.
¡Viva Anejud! ¡Vivan las y los empleados judiciales de Chile!
Con afecto y compromiso,
Nicolás Santibañez
Presidente Nacional